Cada vez más bancos centrales a lo largo de todo el mundo apuestan por el oro como reserva de valor y dejan, parcialmente, de lado al dólar estadounidense, principalmente por el contexto global protagonizado por una guerra comercial y el conflicto bélico en Medio Oriente.
Según el Consejo Mundial del Oro (WGC, por su sigla en inglés), la demanda del metal precioso por parte de los bancos centrales creció fuertemente en los últimos tres años. Y de cara al futuro, el 76% de los 73 organismos encuestados indicó que espera incrementar sus tenencias de oro en cinco años, cuando hace un año la proyección la tenía el 69% de los participantes.
Asimismo, cerca del 75% de las instituciones consultadas indicó creer que las reservas de dólares serán menores en cinco años. En comparación, este pronóstico era considerado por el 63% en el sondeo realizado en 2024.
¿Por qué el oro gana atractivo?
El 59% de los bancos centrales encuestados identificó los posibles roces comerciales y aranceles iniciados por el presidente estadounidense Donald Trump como factores relevantes en la gestión de sus reservas.
“El desempeño del oro en tiempos de crisis, la diversificación de la cartera y la cobertura contra la inflación son algunos de los temas claves que impulsan los planes para acumular más oro durante el próximo año”, señaló el consejo.
El reporte informó que los bancos centrales guardaron más de 1.000 toneladas de oro por año desde 2022, el doble del promedio de entre 400 y 500 toneladas por año de la década anterior. De acuerdo al WGC, la marcada aceleración del ritmo de acumulación “se produjo en un contexto de incertidumbre geopolítica y económica”.
De cara al futuro, un récord del 95% de los encuestados anticipa un aumento en las reservas de oro de los bancos centrales en los próximos 12 meses, contra el 81% del año anterior. Y para estas reservas, el Banco de Inglaterra sigue siendo el destino preferido de los organismos.
En este marco, el precio del oro ya acumula una revalorización del 45% en los últimos doce meses y del 96% en los últimos cinco años, prácticamente lo mismo que el índice S&P 500 de acciones estadounidenses.