Con el objetivo de calmar la inquietud social del conurbano y compensar la inflación que habrá, producto de la devaluación, el kirchnerismo respaldo las medidas del ministro de Economía.
Dos semanas después de las elecciones Primarias y una devaluación de más del 20%, el ministro de Economía, Sergio Massa, finalmente dio a conocer una batería de medidas,quetienen como objetivo mitigar los efectos de la inflación y, por ende, contener la inquietud social de distintos puntos del país, sobre todo, en lugares calientes como el conurbano bonaerense.
Después de los episodios de ataques a comercios que se vivieron el martes últimos, el objetivo inmediato desde el Gobierno era poner plata en el bolsillo de la gente, a sabiendas del fuerte impacto que ya comenzó, y se extenderá al menos hasta octubre, de la devaluación y su consecuente alza en la inflación.
Desde hace varios días existía un fuerte reclamo de los intendentes del conurbano bonaerense hacia el gobernador, Axel Kicillof, para elevar los reclamos al ministro de Economía y precandidato presidencial de Unión por la Patria para que acelerara lo que se ha denominado como un nuevo “plan platita”.
Detrás de los anuncios que realizó el domingo Massa en una tanda de más de una decena de videos que se difundieron cada una hora durante toda la tarde, está la preocupación por la espiral inflacionaria.
Lejos de la promesa de fin de año del ministro de que esa cifra se ubique en torno al 3%, las proyecciones del Instituto de Estadísticas y Censos (INDEC) para los próximos dos meses quebraría un récord de 30 años y pasaría a ser de dos dígitos.
La entidad oficial proyecta que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto se ubicará entre el 12% y el 14%, mientras que para septiembre entorno al 10% y 12%.
La titular del Senado se anotó una victoria política en el tema de la suma fija. Se trata de un planteo que le realizó al presidente, Alberto Fernández, durante gran parte de la gestión del Frente de Todos, que era fuertemente respaldada por su núcleo duro de dirigentes y sindicalistas.
De esta manera, logró torcerle el brazo a un sector de la CGT que siempre rechazó de plano la medida, pero que en medio de la campaña y por apoyo a Massa, optaron por dar luz verde con el objetivo final de contener el malhumor social y que impacte de la menor manera posible en las elecciones generales de octubre.