En un contexto de creciente necesidad de dólares y, como si se tratase de una estrategia de pinzas, el Gobierno realizó un movimiento en dos tiempos: el primero, ampliamente difundido; el segundo, no.
Mientras el ministro Luis Caputo realizaba en los últimos días una especie de “road show” para “vender” las virtudes del nuevo esquema del “plan colchón”, la Casa Rosada ha implementado una nueva regulación que busca facilitar el ingreso de dólares sin depender exclusivamente de las operaciones dentro de las bandas cambiarias.
Según información a la que accedió este medio, esta medida, impulsada por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) a través de la Comunicación “A” 8245, tiene como objetivo principal atraer capitales extranjeros y dinamizar el mercado de Obligaciones Negociables (ON), al tiempo que se prepara el terreno para la emisión de bonos “peso linked” que ajustan su valor al tipo de cambio oficial.
Las modificaciones bajo sordina para forjar un “embudo” de dólares
La nueva normativa introduce dos modificaciones clave. Por un lado, flexibiliza las condiciones para que inversores extranjeros puedan adquirir títulos públicos en pesos con dólares, lo que simplifica el acceso al mercado local de deuda.
Por otro lado, establece en 12 meses el plazo mínimo de emisión de Obligaciones Negociables para conservar el acceso al dólar oficial para el repago de los vencimientos de esa deuda corporativa, una medida que, según señalan en la City, busca agilizar la captación de fondos tanto para el Tesoro como para empresas privadas. Para el Gobierno, esta iniciativa se enmarca en un “esfuerzo” por incrementar las reservas del BCRA, en un momento en el que las liquidaciones del sector agroexportador, aunque en aumento, no alcanzan para compensar la demanda de divisas.
Es vox populi que el Palacio de Hacienda busca reforzar las reservas del BCRA para cumplir con los compromisos de deuda y mantener el control del tipo de cambio, en un escenario donde, entienden en el Fondo Monetario (FMI), la acumulación de divisas es clave para sostener la estabilidad macroeconómica. La medida se complementa con la expectativa de una mayor entrada de dólares en el segundo semestre, lo que permitiría al BCRA alejarse de las preocupaciones de no poder intervenir en el mercado cambiario -está vedado por el acuerdo con el Fondo- y priorizar el control de la inflación y el cumplimiento de metas fiscales.
Sin embargo, analistas advierten que las expectativas del mercado no son del todo optimistas. Dos operadores consultados que pidieron anonimato consideran que la meta de reservas podría no cumplirse, dado que la prioridad del Gobierno parece centrarse en estabilizar los precios y consolidar el superávit fiscal. En este sentido, la nueva regulación apunta a diversificar las fuentes de ingreso de divisas, evitando la dependencia de las compras en el piso de la banda cambiaria, que actualmente ronda los $990.
Por su parte, según ha señalado el propio presidente Javier Milei, esta estrategia se alinea con un esquema cambiario de bandas ($990 a $1.400), donde el BCRA busca aprovechar los flujos de capitales externos y las liquidaciones del agro para engrosar sus reservas. Sin embargo, la incertidumbre electoral y los vencimientos de deuda internacional proyectados para 2025 podrían complicar el panorama, especialmente si no se logra un aumento sostenido de las reservas netas.
Los anuncios y la defensa del nuevo programa del gobierno de Javier Milei
El ministro de Economía, Luis Caputo, volvió a explicar las medidas anunciadas el último jueves para que la gente saque los “dólares del colchón”y aseguró que este paquete “es para devolverle la libertad a los argentinos. Para que puedan usar sus ahorros”. En declaraciones televisivas, el funcionario destacó: “El Estado partía de la base de que había 50 millones de sospechosos: nosotros revertimos la carga de la prueba”.
En ese sentido, aseveró que el Estado empujaba a la gente a la informalidad, lo que provocó que emitiera “más y más pesos” y luego aplicara nuevos controles, como los controles de precio y los cepos al dólar.
Según señaló el ministro, los dólares en el colchón no eran un ahorro, sino un “atesoramiento”, lo cual “no le sirve a nadie, porque ese dinero no se usan para el consumo ni sirven para financiar la inversión de las empresas”.
“Reactivar la economía genera más recursos, nos permite reducir la informalidad y también beneficia a los que pagamos impuestos”, expresó.
Por su larte, se rehusó proyectar cuántos “dólares del colchón” y en cuánto tiempo pueden ingresar al circuito formal de la economía a partir de las nuevas medidas: “Lo planteamos como un cambio cultural, filosófico. Debiera tener impacto, pero lo que buscamos es crear las condiciones. No puedo hacer futurología de cómo reaccionará la gente”.