Según datos de la Fundación Mediterránea, en 2012 la producción de carne de cerdo alcanzó las 330 mil toneladas, y para el presente año las estimaciones son de 720 mil toneladas
La producción de carne porcina es una de las actividades económicas que más creció en la última década de manera ininterrumpida. Según un informe de la Fundación Mediterránea-Ieral el volumen producido pasó de 331.000 toneladas en 2012 al récord de 724.000 estimadas para el presente año, y que representaría el mayor volumen de la historia y un aumento de casi el 119% en el período analizado.
Según apuntó a Infobae el economista jefe de Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón, la razón de este marcado incremento productivo sostenido en el tiempo se dio por una mejora en las granjas porcinas, de la mano de “una inversión muy importante en cuanto a tamaño y en la calidad de las instalaciones”.
Garzón recordó que hace más de una década atrás, en el sector pecuario se discutía entre un modelo intensivo de producción y uno “a campo, que tenía límites de crecimiento y de productividad, pero que era mucho más barato para el productor. Ese modelo fue superado por uno más intensivo con las granjas con galpones, instalaciones automatizadas y sistemas de calefacción. También se mejoraron los alimentos, con dietas muy estrictas, donde se dosifica y se le da un compuesto distinto dependiendo la edad y el tamaño del animal”.
Para el economista, estos avances trajeron consigo dos cuestiones claves que permitieron el despegue del sector: una mejor calidad de la carne, con animales producidos “más homogéneos y con un producto más magro” y un salto en la productividad y la eficiencia en la conversión alimenticia, “usando menos alimentos por kilo producido, mejorando los costos para salir al mercado con un precio 30% menor y mucho más competitivo respecto a la carne bovina. Eso explica el éxito”.
Por otro lado, también se encuentra un consumo que acompañó el crecimiento de la producción, el cual puede llegar a los 22 o 23 kilos en los próximos 7 años, partiendo de los 18 kilos actuales, estimó Garzón. “En el mercado interno hay posibilidades de seguir creciendo, produciendo más para abastecerlo, en una competencia mano a mano con la carne bovina, a la cual en algún momento le va a ganar por una cuestión de precios”, señaló el especialista.
Pero más allá del consumo interno, que hoy absorbe casi la totalidad de los producido en el país, sumado el volumen importado, el sector externo debe ser atendido y recuperar gran parte del lugar perdido este año por cuestiones de competitividad. Es por eso que Garzón entiende que “nuestro cerdo es un poco caro a nivel internacional y cuando uno ve el precio de exportación que tiene Brasil, Estados Unidos y Europa, percibe que está por debajo de los nuestros y copan el mercado”.
“Hoy no tenemos competitividad de costos a nivel general en las granjas, pero también hay derechos de exportación del 9% para la carne cerdo, algo inexplicable. Asimismo, se necesitan más frigoríficos con mayor eficiencia y escala, pero, sobre todo, necesitamos apertura de mercados, ya que si bien hay destinos que no tienen tanto problemas para comprarte como el chino, hay otros con muchas exigencias, como el mercado japonés y el coreano, donde tiene que trabajar la Cancillería y abrirlos”, concluyó el Garzón.
Pero más allá de esta diferencia estadística y de concepto, lo que no se debate es el crecimiento exponencial y continuó en la producción de cerdo. Para Uccelli, este incremento “no se dio por el aumento de cerdas reproductoras , sino por la eficiencia de los vientres reproductivos, donde en los últimos años salieron del circuito 30.000 madres de baja producción y entraron 15.000 de alta. Las que salieron producían 11 capones por año y las que entraron producen 36. O sea, cada una que entró implica 3 de las que salieron”.
Sumado a esto, el especialista marcó que el otro gran factor que permitió un aumento en la productividad fue una mejora en el peso promedio de faena, que el año pasado fue de 114 kilos, este cerrará en 116 kilos y se podría llegar a los 125 kilos en los próximos años. “Todavía hay recorrido para crecer. En la Argentina crece la soja y el maíz pegado a las granjas, por lo que es lógico que se le ponga más cantidad de kilos a los animales y así bajar los costos fijos de los establecimientos”, explicó Uccelli.
Y por el otro lado, el consumo fue otro gran motor de crecimiento, sobre todo por el “espacio” que dejó la carne vacuna a la carne de pollo y cerdo y la perspectiva de que cada vez se consuma menos proteína bovina. Uccelli entiende que ese terreno puede ser ganado por la porcina, ya que en cuanto a carne aviar “ya está en un limite teórico de 47 a 50 kilos por habitante al año que será difícil de romper. Pero el consumo de carne de cerdo creció 9 kilos desde 2012 pasando de 12 a los 21 kilos actuales por habitante al año y se puede aumentar hasta los 30 o 32 kilos sin problemas en los próximos 8 años”.